Tras la muerte del joven Daniel Zamudio, que fue enterrado en medio de un multitudinario funeral, en el que miles de ciudadanos chilenos decidieron acompañar el cortejo y le dijeron adiós con pañuelos blancos y flores. Todo esto ha provocado un cambio muy importante en la sociedad chilena que, ahora, ha decidido vincular más los derechos civiles y ciudadanos con la sexualidad. Todo esto puede venir por la transformación de la sociedad, por el “declive” de la influencia de la Iglesia Católica, a causa de los sonados casos de pedofilia. Un sondeo reciente ha mostrado que el 85,7% de las familias chilenas “tolera” las relaciones homosexuales y un 52,6% piensa que las parejas, que son del mismo sexo poseen derecho a poder adoptar o criar a los hijos, que hayan tenido con parejas anteriores, porcentaje que ha aumentando en más de 10 puntos, si lo comparamos con el año anterior. Por otro lado, la muerte de Zamudio ha provocado que se agilice la tramitación en el Congreso, de una ley antidiscrimación, que ya llevaba en un cajón desde el año 2005, ante el miedo a los legisladores conservadores, que podría abrir la puerta al matrimonio homosexual que, en la actual legislación, está prohibido. Con esta nueva normativa, se sanciona, por primera vez en la historia de Chile, la discriminación por orientación sexual, de raza, religiosa, etnia, situación socioeconómica, nacionalidad, ideología, idioma u opinión política, y va a establece el deber, por parte del Estado, de promover acciones para poder favorecer la no discriminación.
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