Un artículo firmado por A. Larrañeta, en 20minutos.es nos muestra una realidad, que parece sorprender, y mucho: existen grupos clandestinos de curas y monjas, que son homosexuales, que se reúnen para hablar y rezar. El grupo clandestino es “Betania en Colores”, una agrupación de religiosos cristianos, que se creó para poder “conciliar su vocación religiosa” y su tendencia “homo- afectiva- sexual”. En el grupo, se cuenta el caso de una monja lesbiana que, aunque no lleva el hábito, mantiene su vida consagrada a Dios -o sea, mantiene el voto de obediencia, castidad y pobreza-. En el grupo se encuentran miembros de diversas órdenes religiosas, entre las que nos encontramos: franciscanos, misioneras, carmelitas, jesuitas... La creación de esta agrupación se inició hace dos años, cuando tuvo lugar una reunión de Crismhom -una asociación cristiana, a favor de la diversidad sexual- en un encuentro, a nivel nacional, sobre la homosexualidad y el catolicismo, que tuvo lugar en la ciudad de Toledo y surgió la idea, ante "la necesidad de crear un espacio propio, donde ellos pudieran fundir vocación y tendencia homo-afectiva-sexual". Estos religiosos han tenido que vivir, en el pasado, su verdadera identidad sexual bajo la frustración, negandola o vivirla con vergüenza. Unirse les ha ayudado a entender cual es su verdadera inclinación sexual y no verlo ni como un error, un pecado o una cruz que deben llevar toda la vida. Ahora, lo ven como un “regalo de Dios” que ayuda a dar un sentido y dar más fuerza a su vocación.
Foto: fuente
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